¿Cómo es una familia narcisista encubierta?
Las familias de las que nos ocupamos en esta ocasión son también disfuncionales, pero mucho más difíciles de reconocer y detectar que aquellas de las que nos ocupamos en el post anterior. Aunque presentan apariencia de normalidad, en estas familias se dan conductas sutiles pero muy dañinas para con los hijos. De este tipo de familias no llama la atención un descuido de los componentes familiares, no hay conductas adictivas en la familia, ni fuertes peleas. Tampoco grandes problemas económicos u otro aspecto negativo llamativo que nos haga pensar desestructuración.
No es que no se cuide de los menores en este tipo de familias. Se cuida de ellos más bien en las necesidades básicas, alimentación, higiene, aspectos materiales como la ropa, libros o material escolar e incluso juguetes, pero se descuida es aspecto afectivo y esta carencia de afecto, hace de ésta una relación vacía.
Las familias encubiertamente narcisistas -término que emplea Donaldson-Pressman, S. y Pressman, R.M. en su libro «La Familia Narcisista»- ofrecen al exterior una apariencia que va desde la normalidad hasta la perfección y desde el interior también parecen fantásticas y de hecho desde dentro los miembros de la familia y en especial los niños no detectan nada extraño ya que las disfunciones de las que vamos a hablar no se tratan de problemas evidentes o llamativos, sino que se trata de familias en las que la prioridad está desviada y deteriora los beneficios que debería aportar a sus miembros . Pero resulta que cuando los niños crecen comienzan a tener problemas en sus relaciones íntimas de pareja que pueden empezar a manifestarse desde la adolescencia.
Los adultos que crecieron en este tipo de familias, cuando acuden a terapia, no lo hacen por un posible trauma familiar o de infancia, sino que la demanda tiene que ver con problemas en sus relaciones personales. En un principio, no son capaces de identificar o reconocer que su problema actual puede provenir de su familia de origen. Después de todo, nadie tomaba ni consumía drogas, no se daban palizas, no habían escándalos ni miseria, nadie tenía una enfermedad severa, etcétera, sino que la percepción que tienen es que en su familia todo andaba bien, no existían problemas. Incluso suele provocarles cierto grado de rechazo pensar que la familia en la que se criaron no era tan idílica como en un principio habían pensado. Esta percepción no es fruto del autoengaño, sino que el haberse criado desde un primer momento con carencias afectivas se asume como normalidad. Es decir, no se cuestiona, o si se hace, es siempre contrarrestado con el argumento:
“Mi familia es una familia normal»
La prioridad de la familia narcisista.
En las familias narcisistas encubiertas la prioridad es el bienestar y la imagen social de los progenitores y cubrir sus necesidades particulares para que el matrimonio «funcione» para que ellos gocen de la visión social de su buen hacer se espera que los niños satisfagan las necesidades parentales. Los menores, en las familias narcisistas, cumplen dos funciones:
- Mejorar o mantener la imagen de buena familia y/o buena madre (estatus social)
- Satisfacer las necesidades de los progenitores. Para ello, los menores no tienen más opción que asumir responsabilidades y conductas impropias a su edad y no orientadas a su desarrollo personal, sino a fomentar el bienestar generalmente de la madre.
Una chica me contaba que su madre era una buena madre. De hecho decía que su madre era perfecta y que así lo veían todos los demás. Su familia era una familia bien posicionada en el pueblo. Ella era la mayor de 5 hermanos, que en la actualidad están totalmente enfrentados, pero que siguen fingiendo en los días señalados y celebrando las fiestas como si nada pasara.
Cuando hablamos de su infancia casi no podía recordar nada. Apenas dos vagos recuerdos uno «la silla verde» en la que pasaba horas y horas sentada por castigo de su madre y el segundo recuerdo que tenía era que su madre nunca estaba, se pasaba el tiempo en la iglesia, ayudando a los demás y cuando estaba era pensando en los demás y no en sus hijos. Contaba que ella y sus hermanos terminaron siendo sólo una parte de la imagen que su madre tenía en el pueblo. No podían fallar ni elegir nada que fuera diferente a lo que la madre veía como bueno (que asu vez estaba muy relacionado con las creencias de la religión católica)
El padre también hizo realmente poco por sus hijos, con una profesión de cierto prestigio, gastaba su dinero en el juego y apuestas. Una faceta que era conocida por la madre pero que tapaba para no ennegrecer la imagen que la familia tenía en el pueblo. Fue esta misma chica la que tuvo que afrontar y solucionar los problemas derivados de las adicciones del padre. Pero lejos del reconocimiento a su acción, la madre le pidió silencio absoluto al respecto. Y como de lo que no se habla no existe en este tipo de familias, nunca se le han reconocido los hechos, ni su acción, pero peor aún tampoco la existencia del problema que generó su padre. En esta familia y décadas después sólo se puede conversar sobre lo que la madre aguantó del padre.
“ En mi infancia no me ha faltado de nada, pero…”
¿Qué consecuencias sufren los hijos/as de familias narcisistas?
No saben diferenciar el amor del abuso:
Los hijos son importantes y puede que no se cansen de decirlo, pero en realidad ocupan un segundo lugar dentro de las prioridades de unos progenitores siempre atentos a otros intereses, a los que dedican toda su atención y esfuerzo, dejando el resto de tiempo y energía para los menores. Con frecuencia, el tiempo y la energía sobrante no es suficiente para atender sus dudas, juegos, sus «pesados aprendizajes» o sus preguntas. El tiempo y atención que estos niños precisan para compartir sus preocupaciones con sus padres o el tiempo que observación que estos necesitan poder detectar lo que necesitan sus pequeños, no abunda en estas familias. Y son sus hechos los que afectan a los menores en desarrollo. Las buenas palabras que tienen con ellos les hacen crecer con la creencia errónea de ser queridos sin ser respetados ni tenidos en cuenta. Hasta la edad de la adolescencia, e incluso la adulta en muchos casos, los niños criados en familias narcisista siguen viviendo con la idea de que eso es amor.
Los niños quizá no saben expresar lo que perciben, si son de corta edad, pero son capaces de captar las emociones que no se dicen, saben cuando el aprecio es real y cuando es parte de la rutina; o cuando se realiza con cierto grado de obligación para conseguir que deje de “molestar”.
Esta forma de querer, poco o mal, no es debida a un cúmulo de responsabilidades para atender al menor, como puede pasar hoy en día en cualquier familia, sino que responde a un desvío de atención y afecto hacia los intereses propios respecto de interés afectivo por los hijos.
No se creen importantes ni merecedores de amor
Las necesidades de los hijos pasarán a ocupar a un segundo plano dejando de ser importantes y, por lo tanto, no serán objeto de atención en el sistema familiar. Estos niños que crecen sin que se tengan en cuenta las necesidades propias de la infancia, como el ser escuchado, que sus inquietudes encuentren respuesta o atender sus miedos, tener confianza en los progenitores y sentir que son personas dignas de cariño, tiempo e importancia, no aprenden a demandar lo que quieren o necesitan o a reconocer y transmitir los sentimientos apropiadamente.
Los niños criados en familias narcisistas crecerán con una carencias afectivas, aprenden que no son importantes, que sus demandas no serán atendidas, que se tomarán como tonterías o como inapropiadas. Aprenden a ocupar un lugar en el que no sean molestos, intentando evitar a la familia cualquier disgusto o contratiempo. Han asumido que la calma, el quedar bien y/o la imagen social de perfección no debe ser quebrantada. Esto tiene para los pequeños un efecto a largo plazo y cuando sean adultos tendrán tan interiorizadas estas creencias que seguirán practicando las mismas conductas pero de una forma automatizada, es decir, sin ser conscientes de ellos.
El niño que aprendió que las necesidades de otros son más importantes que las propias y que la satisfacción del prójimo se antepone a la de uno mismo, seguirá la misma pauta de adulto, y no sólo en ambientes íntimos y de confianza, sino en casi todos las relaciones. Esto le creará una infelicidad permanente.
Aprenden a dar prioridad a los demás y a no tenerse en cuenta a sí mismos
No ser molesto, no causar preocupaciones o evitar problemas a sus padres, son comportamientos habituales en los niños criados en familias narcisistas encubiertas. Con el paso del tiempo aprenden a disfrazar sus sentimientos, a sentir cosas que realmente no sienten porque es lo que hay que sentir. De ese modo interiorizan, hacen suya, la visión de los padres como la única forma válida y correcta, rechazando lo que realmente sienten.
Con este modo familiar de funcionar, el niño aprende que no es importante, que haga lo que haga y siempre que no «de problemas» todo estará bien y que su misión es satisfacer las necesidades de los demás antes que las propias. En definitiva, estos niños aprenden que el suyo es siempre el segundo lugar.
Efectos en el adulto que se crio en una familia narcisista
Un adulto que se crió en una familia encubiertamente narcisista, en un principio no contempla la posibilidad de que su infancia no fuese la adecuada e incluso la podría definir como feliz. De hecho justifica el motivo por el que no tuvo la atención necesaria y empatiza con las circunstancias casi sin cuestionarlas. También manifiestan no entender por qué no era felices, a pesar de que todo funcionaba correctamente y de que se criaron en una familia feliz.
Estas personas sienten cierto grado de culpa al reconocer parte del vacío que experimentan o las dudas con respecto al amor, sobre todo por parte de la madre. No es de extrañar que presenten recuerdos de su infancia pobres o modificados de forma inconsciente. Pero sí reconocen un aspecto, que esa felicidad que aparentaban en realidad no la sentían así. A pesar de que su parte racional les dice que su infancia era feliz, recuerdan que en el fondo no se sentían importantes, sobre todo para su madre; recuerdan que siempre había una prioridad, y que no eran ellos.
Las cosas de niños no importan…
Y en el período adulto pueden llegar a reconocer que la función que ejercían en la familia sólo servía para complementar esa imagen de familia idílica o de madre perfecta. Sólo eran parte del decorado, un adorno para completar y hacer más perfecta esa visión externa de los progenitores, sin importar el precio ni circunstancias. Cualquier asunto externo a la familia era prioridad, a pesar de que las palabras dijesen otra cosa muy diferente. Hacer creer a los hijos que eso es amor es otra de las partes indispensables y sobretodo el cómo lo dicen «cómo no te voy a querer si eres mi hijo-a». El niño oye una cosa pero percibe otra muy diferente. Crece en una disonancia permanente.
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Luisa
Hace algunas semanas descubrí el calificativo de psicopata aplicado a un conocido y busqué informacion en internet. Ha sido una sorpresa y un gran alivio descubrir que objetivamente existe ese tipo, perfectamente definido y cuadrado, de personas. Descubrir que sí, que son absolutamente diferentes y que no pueden cambiar, pese a todos los prejuicios y engaños al respecto, te permite afrontarlos y decidir de forma correcta. Empece a atar cabos…
Puede que toda esa literatura sobre «somos iguales», «todos tenemos derecho a otra oportunidad y al cambio», etc. haya sido creada por psicopatas como un medio de supervivencia, manipulacion y promocion? Muy probablemente…
No encaja en mi experiencia tampoco ese supuesto 1%, que excluiria y dejaria libres a muchisimos de ellos. Forma parte de esa literatura que pueden haber creado para desarrollarse en la impunidad?
Y sí. Pueden ver la diferencia cuando se les enfrenta. Pero no entenderla. Porque hay maldad en un ser humano completo. Pero ninguna bondad ni dignidad en ellos.
Habia leido con fascinación, inquietud y sin llegar a comprenderla del todo, la novela «Al este del eden». La madre es una psicopata inteligente.
El padre un «buen hombre», limitado en inteligencia, que nunca entiende ni la manipulacion de que es objeto ni la vida que le rodea y que es, a la vez, victima y verdugo. «Bueno» porque no intenta engañar a nadie y, aunque potencia y apoya a los psicopatas frente a los demas, no lo hace con intencion egoista.
Uno de sus hijos resulta ser un psicopata, plano por su limitada inteligencia, que se muestra tambien plano en su falsa beatitud.
El otro hijo es inteligente, capaz de ver el bien y el mal. Y, el sí, con una conciencia que le atormenta porque no quiere, aunque sabe que puede, ser «malo». Hasta muy al final de la novela y de su vida no entiende la naturaleza del psicopata, esa limitacion que le impide entender la dignidad y la fustracion, panico y odio que siente ante esa»diferencia».
Admitida a su pesar su existencia como raza especifica, puedo calificar lo que supuestamente no estaba pasando «del todo» segun yo lo veia. Madres egoistas y psicopatas que no aman, porque no saben, y que simplemente usan a su familia. Parejas que a pesar de ser totalmente «encantadoras» mantienen a desesperados, fustrados y tristes congeneres que «nunca les dan lo que merecen y necesitan». Presuncion en lugar de orgullo y dignidad, destruccion y victimismo… todo queda explicado y claro. Finalmente respiras aliviado no eres culpable de nada, no debes cambiar nada. Porque ellos no tienen remedio.
Y el alejamiento protocolario no te convierte en una rata sin sentimientos. Todo lo contrario.
Tras aceptar y mantenerlo respecto de mi familia, dudas y heridas sin resolver me llevaron a alguien que me resultaba muy «familiar» y que podia redimir los fallos de mi pasado. Alquien como mi madre. Aunque mucho mas inteligente, era encantador, avido y sin dignidad alguna. Tenia todos los caracteres de la raza.
Jose Manuel
Al leer esta entrada de tu blog, que me alegro de haber encontrado y, por tanto, te agradezco en el alma que lo elabores para el bien de los demás, me he sentido muy identificado con el retrato general de la familia narcisista, que descubrí hace poco más de tres años que me había criado en una de esas, así como el resto de mis hermanos.
Es duro, aunque liberador, el darse cuenta de cómo esas carencias afectivas por parte de tus padres, van marcando sin darte cuenta durante el resto de tu vida tu forma de valorarte a ti mismo y de comprender y emprender las relaciones afectivas con los demás, sobre todo con tu pareja. Lo cierto es que, como dices en esta entrada, carencias materiales no tuve nunca, pero jamás me sentí querido, importante, escuchado ni comprendido, sino a menudo humillado, ignorado y atendido de mala gana ante mis requerimientos de algo más que pan, vestido y colegio. A menudo recibí calificativos de «tonto», cobarde, algo retrasado, díscolo, «llorón» y, sobre todo, «egoísta» cuando lo único que buscaba era apoyo emocional ante problemas y situaciones que me abrumaban, me asustaban o no llegaba a saber procesar; pero mis padres (más él que ella, pero ambos) nunca estaban emocionalmente. Su ausencia emocional era constante, incluso entre ellos mismos.
Me ha costado mucho superar esas secuelas y el falso «altruísmo» (los demás son lo importante; tú eres prescindible e insignificante y estás obligado a aguantarlo todo «por el bien de los demás») que he arrastrado hasta bien entrada mi madurez. Ya paso de los 50 años de edad, y nunca hubiera logrado salir de esa trampa sin la ayuda de buenos psicólogos, algunas buenas amistades y no poco sufrimiento, hasta que llegué a descubrir el origen de mi permanente insatisfacción emocional. Ahora soy una persona básicamente feliz, capaz de amar y de ser amado, a pesar de lo vivido.
Por todo ello, valoro y agradezco tanto tu blog, Silvia, de todo corazón. Ayudas tanto con él…
Silvia Rodriguez
Me alegro de corazón, que pueda ayudaros a entenderos y a liberar ese sentimiento de no «ser entendido o querido» en muchas ocasiones es bueno entender que ni siquiera se ha hecho con intención simplemente no se sabe actuar de otra manera es como querer sacar agua de un pozo seco o incluso de donde nunca hubo agua. Ya sé que es un camino largo, pero merece la pena. Es muy liberador entender que igual no es uno mismo el defectuoso, sino que sale de un cadena de carencias.
Un cordial y afectuoso saludo
Silvia
Jose Manuel
Muchas gracias por tu bonita y sensible respuesta, Silvia.
Sí, la otra parte de mi proceso de recuperación y de la capacidad de ser feliz ha consistido en comprender que mis padres no eran «defectuosos» o «negligentes», sino seres humanos con sus limitaciones y que, muy probablemnete, se criaron ellos a su vez con grandes carencias afectivas, en una cadena que vete a saber dónde y cuándo comenzó; porque en absoluto eran «malas personas»; sólo llegaban hasta donde llegaban, nada más. Ya no les guardo ningún rencor y eso también es muy liberador y hermoso cuando se produce.
Gracias de nuevo por tu labor y por esta ahí, a un «clic» de distancia, con tu blog.
Jose Manuel.
Carla
Nadie puede pensar que uno es defectuoso ni por asomo sólo por no entender los «monstruos» con los que le ha tocado vivir. Y tampoco estoy de acuerdo en que se diga q un psicopata o narcisista pueda ser así «sin intención» pq no pueden ser de otra manera o no saben hacerlo mejor. Esa afirmación no es correcta. Son gente dañina, egoísta y sin empatía y saben perfectamente lo que hacen. No desvirtuemos. O hablamos de familias con algún miembro psicopata o narcisista o hablamos de gente que no ha sabido «querer mejor». Creo q hay una diferencia y no podemos mezclar conceptos. Gracias.
Sara
Coincido con Carla. Los progenitores narcisistas y los psicópatas saben muy bien el daño que hacen. Los que no se enteran hasta bien entrada la edad adulta ( a veces permanecen ciegos toda la vida) son sus hijos víctimas inocentes de estos seres tan egoistas y crueles. Decir que fue sin querer o por no saber hacerlo mejor es lo que en psicología se conoce como hacer luz de gas y solo sirve para confundir a las víctimas. Si tú quieres a un hijo le cuidas, proteges y no le haces daño así de sencillo. Lo demás es querer disculpar a unos padres negligentes y maltratadores.
Ana
Me ha encantado leeros, Silvia y José Manuel. Estoy en pleno proceso y es muy duro. No me veo con fuerzas, me siento tan inadecuada por necesitar expresarle todo esto a mi psicólogo que a veces me siento aliviada y después avergonzada. Avergonzada no de lo que me pasase de niña sino de necesitar mostrarlo para entenderlo yo misma, que no sé si es lo mismo. Da mucha impotencia y rabia comprobar que tus padres no tienen una muestra de cariño hacia tí y sí hacia los demás, y que así será siempre. Todavía no soy capaz de darme cuenta que sí puedo relacionarme con la gente más de lo que yo creo y no dejar que me afecte, que aunque con ellos no pueda ser no significa que yo no pueda. Es muy duro no saber encontrar el amor en otra parte. Yo tengo 49 años y me siento incapaz de tener amistades, pareja, satisfactorias. Tengo amistades pero ocurre lo que digo, y de sentirme con la capacidad de tener pareja ya me olvido, ya pienso que es algo que no está hecho para mí, que yo no sé.
José Manuel cuánto tiempo necesitaste para salir de este gran bache? Yo llevo luchando casi dos años y se me hace muy cuesta arriba.
Muy bonito tu blog Silvia, me ha gustado mucho esta entrada.
Muchas gracias por leerme.
Silvia Rodriguez
Hola Ana, gracias por compartir tu historia con todos nosotras-os. ANa has debido confundirte, Jose Manuel no puede contestarte desde aquí, sólo escribo yo.
Un abrazo
Silvia
Ana
Muchas gracias Silvia por tu respuesta.
En cuanto a José Manuel, no me di cuenta de eso. Pensaba que sí me podía leer.
Un abrazo.
Jose Manuel
¡Hola, Ana!
Perdona, pues hace tiempo que no entraba en el blog y no ví tus comentarios.
Yo tardé en empezar a salir de las secuelas de esa situación mucho tiempo; bastantes años. Fue un proceso que no empezó con psicoterapia profesional especializada en dependencia emocional y en vícitmas de la psicopatía y el narcisismo, sino «casualmente» gracias a Internet. Cuando fui, a lo largo de al menos tres años de «curiosear» y recabar información sobre lo que me pasaba, comprendiendo cuál era mi problema y su más que posible origen, es cuando decidí acudir a psicoterapia, momento a partir del que el proceso de recuperación y liberación se aceleró considerablemente. En menos de dos años, haciendo visitas quincenales primero y luego mensuales, conseguí, gracias a la ayuda de la terapeuta y a ser muy sincero con ella y conmigo, así como a seguir sus pautas y los «deberes» que me proponía, empezar a sentirme cada vez más liberado. A veces fue duro y a veces «fácil» y placentero; pero siempre provechoso y enriquecedor, aunque no exento de dolor en ocasiones. En todo caso, no haber pasado por la psicoterapia hubiera sido mucho más doloroso y estoy seguro de que no hubiera avanzado nada o casi nada.
Un saludo afectuoso, Ana. Hay camino de salida. Encuentra un o una buena terapeuta especializada en estos temas y ponte a ello. Y a Silvia la tienes ya localizada, por cierto. Jeje. Merece la pena, de verdad.
Candy
Hola Silbia: Yo no tuve carencias afectivas pero si una familia con varios rasgos narcicistas, sumado a eso un padre alcohólico respetable ante todos, una madre perfeccionista que guardaba las apariencias y que me quiso pero al mismo tiempo me hizo sentir mala dentro de la familia, nadie se imagina lo porquería que me siento en mi familia nuclear, todos ven a mi madre como muy buena y a mí como un ejemplo por mi forma de ser y lo que he logrado, pero todo es tan confuso, últimamente siento que mi familia es una farsa, estoy yendo al psicoanalista y llego a la conclusión de que muchas cosas son absurdas, que hemos vivido mucho de las apariencias, que quizás esa buena familia estuvo más en mi imaginación o el discurso de ellos fue bueno y la práctica mala o yo fui la mala, un dechado de defectos y al mismo tiempo muy querida, me dieron tiempo, cariño, lo mmaterial también aunque de una manera confusa ya que mi familia es pudiente pero a veces me sentí como pobre y al final no sé vivir del todo como de clase alta pero tampoco soy pobre pero para mi entorno soy adinerada. en fin, la confusión no solo es en lo económico, también en muchas otras cosas, es raro pero me alejé de ellos y me siento mejor, no necesito su ayuda, me siento más segura sin ellos, siempre sentí que estorbaba al pedirles ayuda, me ayudaban pero al mismo tiempo no me ayudaban o era malo que me ayuden, creo que se sentían mal de ayudarme porque tengo discapacidad visual y temían que sea una inútil, de hecho soy totalmente independiente pero siempre sentí que era una inútil en mi casa, que no aportaba nada a mi familia salbo cuando fui el sostén emocional de mi madre que se siente orgullosa de las hijas que tiene por haber terminado una carrera profecional y ella ante todos es la madre modelo pero que mala hija soy, ha llegado un punto en que no la soporto, ha sido demaciado exigente con nosotras, teníamos que ser las hijas perfectas y para muchos teníamos el padre ejemplar, no habían muchas peleas y supuestamente mi padre era pasífico pero creo que en realidad no lo era, sigo confundida, encuentro más claridad en mi vida ahora que estoy sin ellos, conmigo misma las cosas son de una manera sin esas contradicciones que me confunden. Gracias por este espacio.
Jose OGj
Perdón, Ana. Silvia es la persona que contestó arriba.
Silvia Rodriguez
Hola Jose, me alegro de que hayas podido ver con claridad lo que es o no cariño y lo que es aparentar. Es un buen paso para emprender una vida diferente, en paz y sin dobleces.
Un fuerte abrazo y enhorabuena por tu nueva vida.
Silvia
Sg
Estoy en pleno proceso de separación de una pareja que después de 11 años me dice que soy una parásita y que no me merezco el amor ni de mi madre. Con la psicóloga hemos hablado del tema, sobre todo para que pueda darles a mis hijos lo mejor de la vida, porque esta cadena de sufrimiento apenas la estoy empezando a abrir. Mi madre siempre me hizo sentir que molestaba, me decía que me quería mientras ponía los ojos en blanco, me hizo responsable de mi casa con 14 años, siempre estaba ocupada (mis padres estaban divorciados, él era alcohólico y yo su ojito derecho, pero me alejé de él por querer triangularme contra mi madre y mi hermano, a los cuales trataba muy mal, y pretendía que yo los tratase igual, así que me alejé de él). Ella me identificó toda su vida como su aliada, y yo no tenía su apoyo incondicional, sino que me tenía que ganar su respeto, cuando me echaba broncas me llamaba por mi nombre y apellido, haciendo énfasis en mi apellido, como si yo lo hubiera elegido… como si me determinase, como si fuera un defecto. Vivo en otro país, supongo que fue una elección inconsciente para alejarme, estoy en una situación complicada, y mi madre ha comprado una casa y la ha puesto a nombre de mi hermano. Me ha dicho que como yo me largué, que ya no la necesito, y gracias a que mi pareja tiene dinero, yo tengo una vida ideal, que el me la proporciona. Yo he trabajado toda la vida, y tengo mi casa porque tengo hipoteca, y tengo hipoteca porque el banco me considera solvente. Mi hermano no ha trabajado hasta los 40 años, y aún así le compra una casa, porque él, pobre, no tiene nada.
Mi madre se dice feminista, y al mismo tiempo me posiciona como una privilegiada por estar con un hombre… son esas contradicciones las que me matan por dentro. No valora el daño que siento, sino su propio abandono. No valora lo que he trabajado, sino la vulnerabilidad de mi hermano (su falta de esfuerzo es el refuerzo de su papel como salvadora, y así yo quedo excluida, ya que lo tengo todo, como si fuese regalado).
No tengo buenos recuerdos de mi infancia, pero ella me dice que es porque soy una persona difícil, que siempre quiero demasiado, que no tengo que esperar nada se las personas, que si me siento mal por las faltas de respeto de mi pareja es porque soy muy exigente.
La terapeuta de pareja me ha dicho, en plena terapia, que teníamos que cortar la relación pq no había solución, que mi pareja entiende la vida desde una posición egoísta y patriarcal, y que yo tengo el umbral de sufrimiento demasiado alto. Y me dijo que busque ayuda, pq si no repetiré el mismo patrón de abuso. Nos dejó claro que la dinámica en la que habíamos entrado debía cambiarse, aclarando que el abuso financiero y psicológico que estaba viendo era gravísimo. Mi pareja me dijo que yo había manipulado a la terapeuta, y ella le contestó que lo que ella veía era un problema para él pero una tragedia para mí. Y todo se desmadró. Mi madre no comprendió jamás lo que le contaba. Sólo eran exageraciones mías, típicas. Por suerte existen los psicólogos.
Cristina
Hola, quisiera preguntar como es que puedo tener la seguridad de que tengo una madre narcisista encubierta?
Ya que éste termino lo describir justamente porque me separé del papá de mis hijos y encajaba perfecto con personalidad psicópata narcisista. Ojalá puedan ayudarme con esto gracias!
Silvia Rodriguez
Hola Cristina, te recomiendo que leas:
https://www.silviarodriguez.es/siento-madre-no-me-quiere-es-posible/
https://www.silviarodriguez.es/efectos-de-una-madre-narcisista/
Un saludo
Silvia
Jud
Tengo 45 años y no me habia dado cuenta que mi madre es narsicista encubierta y mi padre narcisista «descubierto»la mayoria de las veces estaba triste, despues de casarme cai varias veces en depresion por que mi esposo es narcisista encubierto, no me case enamorada solo lo hice por salir huyendo de mi familia, y es tan gracioso que cai con una persona igual, quiero ser feliz tengo tres hijos adolescentes de 12,14 y 16 años, me siento contenta porque a ellos les he dado amor, apoyo, comprension, los abrazo y les digo palabras que reafirman su autoestima, voy a seguir adelante por mi y por ellos y a distanciarme de mi familia de una forma sutil, yo me quiero alejar de su papa, pero no tengo otra casa para hacerlo, no trabajo y tengo mucha inseguridad para conseguir uno. Gracias por escucharme queria compartir esto.
Mikel
Hola gran articulo. En mi caso fue duro darme cuenta. Yo tenía idealizada a mi madre. Pero ella, era lo social… Salir… arreglarse….
Desde muy pequeños los, sabados, a la noche nos, dejaban solos o con un vecino.
Yo me meaba en la cama(en parte por la inseguridad infantilismo y tensión que, arrastraba)mas,de una vez me desperté meado y helado y al ir a la habitación de mis padres descubrir que no estaban… Eso lo tengo grabado. La imagen siempre de perfección y decirnos, que por nosotros mataba… Pero yo he tenido unas carencias increíbles desde pequeño… In ComPrension etc…
Yo crecí convencido de que era el niño dorado… Pero creo k fui el chivo expiatorio… Co.m O puede, ser esto…? Lavado de cerebro bestia.
Aún tengo muchísimas secuelas. Siento k lo di todo a los, demás… Ahora, estoy aprendiendo a, quererme. Me cuesta… Pero… Voy. Un abrazo a todos
Silvia Rodriguez
Mikel, no te rindas, ahora puedes creer en ti y estar en paz contigo mismo
Un fuerte abrazo
Silvia
Ximena
Hola Silvia!. Yo tengo ya algunos años de acudir a terapia, y es hora que no puedo soltar del todo a mi madre por diferentes temas, y para colmo de males ha venido a vivir a mi casa, es aun tanto mi rencor y coraje hacia ella que muchas veces el solo hecho de pensar que la voy a ver cuando llegue a casa me dan crisis de ansiedad y eso que estoy medicada. A veces siento que la odio y preferiria que ya no estuviera en mi vida, llamese viva.
Es muy cierto lo que dices en ésta entrada, siempre uno desde niño sabe que algo anda mal, no alcanzas a dilucidar qué es, pues como no conoces otra cosa, sientes que el «vivir mal» está bien. Yo comparo mi vida familiar desde la infancia hasta mi adolescencia temprana como que hubo un accidente de automóvil MUY GRAVE, en la que mi madre iba manejando, unos salieron más heridos que otros, y ella lo único que hizo fue bajarse del auto y seguir como si nada hubiera pasado, no le importó si había muertos, o que tan heridos habiamos quedado, mientras ella estuviera bien, los demás son lo de menos. Siempre aparentando que todo está bien hacia los demás, culpando y haciendo responsable a mi padre, aunque si reconozco que el era co-rresponsable de la situación, nunca le puso un alto a esa mujer y claro que ahora que ella vive conmigo, que he tomado terapia y que no permito que me trate como al trapeador, soy la hija más mala del mundo, le dice a las amistades que la mal trato, que la mal veo, que le grito, etc, etc. Pero jamas les dice que ella no quiere una hija ni compañia, si no una sirvienta.
A veces me pregunto, cómo una sola persona puede dañar a tantas personas a su alrededor. Sin embargo, y a pesar de todo, ya no me siento una víctima, si no una sobreviviente de ése accidente que ha tomado consciencia para no repetir
Silvia Rodriguez
Hola Ximena, la convivencia con una madre así es dañina siempre, tú has de poner los límites de lo que quieres en tu vida y lo que no. Has de valorar cómo quieres que sea tu vida y luchar por ello, siempre sin hacer daño intencional a los demás, ese es el límite.
Un abrazo
Silvia
Mikel
Me siento en una, disyuntiva interior terrible, mi madre me confundía de pequeño en muchos ambitos… Siento que me ha robado parte de mi vida pero a la vez soy incapaz de tomar consciencia permanente de ello, debo estar cada poco tiempo leyendo este u otros artículos similares para poder reafirmarme en ello.
He sido manipulado desde muy pequeño, además tengo bastantes, capacidades como alta, empatia etc… Lo cual me ha complicado todo muchísimo mas.
Ahora, desde que estoy marcando distancia, me está mostrando su lado más amable para recaptarme.
Es una, situación dura, el contacto cero simplemente es imposible… Por los lazos con el resto de familia. Creéis que podré darle la vuelta, a, ello. Pienso k ella ha, sido la culpable de mi miedo sexualmente ante las mujeres y que acabe por optar por la Homosexualidad…inconscientemente desde mi adolescencia
Estoy muy enfadado, bloqueado y demás.
Si me podéis, dar algún consejo os lo agradeceria pir que no está, siendo fácil.
Ahora entiendo las triangulaciones con mis hermanos, etc.
Desde mi adolescencia he visto la película de La Isla de Ewan McGregor unas 20 veces… Siempre lloraba y me impresionaba… Ahora entiendo por qué.
Gracias de antemano
Oscar
Excelente la publicación y los comentarios. Muchas gracias por compartirlos.
Saludos a todos
Silvia Rodriguez
Gracias Oscar