La dependencia emocional se entiende como una forma de relacionarse de manera errónea y que suele afectar en el contexto de pareja.
Se trata de la formación del vínculo afectivo con la pareja desde unos cimientos errados, es decir, la creación de un vínculo afectivo basado en creencias distorsionadas acerca de los roles que deben desempeñar cada uno en la pareja y a cerca de cómo se da y recibe el afecto en situaciones de intimidad e incluso a cerca de uno mismo.
En una relación, cuando aflora la dependencia emocional, los componentes de la pareja terminan por adoptar respectivamente los roles de dominado – dominador. Estos roles, sumado a una baja autoestima (típica en los dos perfiles) suelen utilizar la manipulación y el abuso como forma de interacción, incluso llegando a hacer uso de la violencia de cualquier tipo para reafirmar constantemente esos roles asumidos.
Por ello no es de extrañar que las conductas características de cualquier dependencia se den también en la Dependencia Emocional, como serían las conductas obsesivas con la pareja, necesidad extrema de agradar a la pareja para conseguir afecto, intentos y deseos extremos de volver con la pareja, miedo al abandono y a estar en soledad…
La dilatación y continuidad en el tiempo del abuso generarán traumas afectivos importantes como son el estrés, alteraciones del apetito, baja autoestima, insomnio, trastornos físicos inespecíficos, irrealismo, incapacidad de control sobre la propia vida e indefensión. A esto se unen las manipulaciones interactivas ejercidas por el agresor de índole psicosocial como desvalorización, control y aislamiento necesarias para el mantenimiento de su dominada bajo su control.
Si detectas que tu situación se asemeja a lo aquí expuesto no tardes es tomar una decisión y salir de ahí.
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