Los psicópatas se creen seres superiores.
“¡Usted no sabe quién soy yo!»
» ¿Con quién te crees que estás hablando?»
» ¡No me llegas ni a la suela del zapato!»
¿Hemos escuchado alguna vez estas frases en boca de algún iracundo personaje? Son una frases típicas de un comportamiento prepotente.
La prepotencia es la característica de una persona que impone o alardea de su poder o su autoridad sobre otros sujetos para sacar un provecho o para ostentarlo.
Los narcisistas, son prepotentes y soberbios ¡como veis no le falta detalle! necesitan sentirse siempre superiores a los demás por ello se imponen sin tener en cuenta al otro. Creen que ellos están por encima de los demás, que sus logros personales son superiores a los de otras personas y por ello merecen un trato especial, creen que merecen el respeto indiscutible de los demás, se creen «todopoderosos» y se ríen de los demás por cualquier fallo e intentan humillarlos.
Es imposible mantener una discusión con un psicópata, para ellos la diferencia de opiniones la toman como ataque personal. Para los narcisistas cualquier discrepancia con su punto de vista siempre acaba en una guerra que tienen que ganar. Ellos tienen que imponer su visión, no escuchan los argumentos del otro porque no aceptan las diferencias de opinión, ni la apertura a nuevas formas de pensar.
Para los psicópatas y narcisistas perversos sólo existe una forma válida y es la suya. Atacan, desviando el discurso hacia lo personal, en el punto que más duela, intentando humillar y conseguir la destrucción y retirada.
La superioridad que creen tener les lleva a despreciar o minimizar sus propias limitaciones distorsionando la realidad y contándola tal y como ellos lo perciben de ahí la forma arrogante que tiene de comunicarse, de hablar de sí mismos.
Es cierto que los narcisistas tienen una habilidad que les beneficia enormemente y es una gran facilidad para detectar las virtudes de los demás, siempre con el objetivo egoísta de sacar partido de estas cualidades y después atribuirselas así como los logros ajenos. Esto demuestra el ESCASO interés que tienen los narcisistas en las personas a las que supuestamente quieren o con las que colaboran; en muchas ocasiones INEXISTENTE. Es más, fruto de sus lagunas de memoria, con el tiempo ellos mismo creerán sus propias mentiras y distorsiones de la realidad respecto de la autoría de éxitos.También es congruente con esta particular forma de memoria que los errores o malos resultados sean atribuidos a circunstancias externas, es decir a los demás.
Soberbia: Los psicópatas nunca se equivocan
Los narcisistas siempre tienen la razón. Son incapaces de reconocer que se equivocado, que han hecho algo mal o algo dañino para los demás, incluso lo niegan abiertamente cuando se les pregunta directamente, aunque les hayan pillado in fraganti. Es tal la seguridad que muestran al negarlo que puede confundir al de enfrente. Esta táctica de «¿quien?… ¿yo?» no es una forma de «jugar al inocente», sino una maniobra que usa el agresor para conseguir que otros duden, ignoren los hechos, e incluso pueden llegar a intentar hacerlos sentir culpables por insinuar que él hace algo incorrecto.
En este perfil, la estrategia de negación no surge como una estrategia de defensa que utilizan los no psicópatas para adaptarse a situaciones estresantes, como por ejemplo se da durante el proceso de duelo tras el fallecimiento de un ser querido o una ruptura amorosa, en estos casos negar que el hecho ha ocurrido es su realidad, es como ellos creen que son las cosas, deforman lo que les conviene para evitar sentir fracaso.
Los narcisistas utilizan la negación conscientemente y como estrategia aprendida para conseguir su objetivo: una imagen perfecta de sí mismos. Esta táctica, junto con su delirio de grandeza y su gran verborrea, se convierten en un arma tan poderosa para ellos y tan absurda para el que no es víctima de sus redes, que son capaces de negar lo evidente y que los demás le crean.
Poseen un gran poder de convicción casi sin argumentos de peso. Por ejemplo, si un psicópata es pillado con un recibo de un gasto importante en el bolsillo de su chaqueta y el pago realizado con su tarjeta de crédito, es capaz de negar insistentemente el haber realizado la compra contando cualquier absurda historia, que el otro termina por creer por increíble que parezca.
Se mueven en otros códigos de valores que se alejan demasiado del los comunes en una sociedad lo que hace muy complejo para el resto entender estos comportamientos y los códigos amorales que mueven a estas personalidades.
«Psicópatas y narcisistas niegan la evidencia cuando son descubiertos»
La prepotencia y la soberbia esconden una personalidad insegura
A pesar de la fachada de gran seguridad que intentan proyectar con los comportamientos de prepotencia y soberbia, esconden una persona con personalidad insegura.
El menosprecio y el trato vejatorio que tienen hacia los demás son muestra del vacío en su autoestima, de que necesitan inflar su ego a costa de los demás, o lo que también es llamado el suministro narcisista, y es que en el fondo se sienten amenazados, inseguros por que los demás puedan ver que no son lo que dicen y por el miedo a sentir sensación de fracaso al no ser lo que ellos mismos creen que deben ser (superiores a los demás).
Las personas inseguras no confían en su valía y capacidades personales y esto les hace responder atacando al prójimo y es que no hay una mejor defensa que un buen ataque. Esta fachada de seguridad y superioridad, sólo es una pose pero cuando se sienten amenazados responden con el ataque, incluso con explosiones de ira desmesurada o con excusas, según el riesgo percibido
La competitividad en los narcisistas y psicópatas no está basada en demostrar su valía, sino en ganar siempre, sea como sea. Ellos no compiten limpiamente, esto no les interesa, ellos compiten para demostrar que son superiores y que el otro es inferior y por ello tienen que quitarle valor a lo que el otro hace criticando sus formas, cualidades o cualquier aspecto que haya podido intervenir.
Como todo en la vida, la prepotencia, la soberbia y la arrogancia tienen un lado negativo y es que ellos mismos corren el peligro de caer en el Síndrome del Titanic, según el cual su propia soberbia puede llevarle a la destrucción. Se conoce así ese trastorno porque El Titanic se hundió, precisamente, por no prestar atención a las señales de peligro: ¡a nosotros nos va a hacer cambiar el rumbo un “vulgar” bloque de hielo!. Pues más o menos así puede llegar a pensar un narcisista ante una amenaza que no identifica como tal.
Detenerte en analizar cómo habla un narcisista de sus compañeros (ya sea laborales o afectivos) y de su familia puede ser una ayuda para la detección precoz de este tipo de perfiles.
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